Sí, después del mar vino la sombra,
un océano interior que se desarma.
Sin lugar para la ausencia, solo la muerte lenta,
así quedan los barcos tendidos en la arena,
oxidados como todas las viejas medallas del régimen soviético.
No hay muelles que nos guarden de la estela de las olas,
porque ya no llegan mareas
y solo nos sometemos al cauce impredecible de la arena...
Muere en nosotros un océano interior
y es como todo lo que deshace el hombre
cuando nada tiene el valor un sueño,
y él se sabe derrotado y seco
como si el Caspio fuera una metáfora de su vida.
f.
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