Me sentaré detrás de ti, seré la noche,
la penumbra murmurando en tus sueños.
He elaborado los códigos,
una estrecha franja de realidad
donde mis dedos marcan tu cuerpo.
Todos los jeroglíficos de tu piel me llevan al mar,
carreteras secundarias de bosques y arena.
Un cielo azul repleto de gaviotas.
Urdo una muerte sin parangón,
solo vendrán los pájaros azules a hurgar en mi carne.
Tanto cielo abierto al infinito
mientras sigo contemplando a los astros,
tengo tan cerca el misterio como el silencio.
f.
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